Editorial / 2021-10-25 12:18:12

Rústicos


Rústicos: Al vacío legal, llega el vacío moral. Gran parte de las anécdotas y desencuentros laborales que genera el periodismo de alquiler, tienen un trasfondo del daño que produce la precarización laboral.

Rústicos: Al vacío legal, llega el vacío moral. Gran parte de las anécdotas y desencuentros laborales que genera el periodismo de alquiler, tienen un trasfondo del daño que produce la precarización laboral.

“Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es”: Esta célebre frase que se le atribuye al político francés del siglo XVIII, Joseph Fouché, bien podría haberse escuchado en cualquier tertulia de actualidad política/deportiva.

Las nuevas herramientas de comunicación profundizaron el vacío legal, -o el dejar hacer de los entes de contralor-, donde en carne viva se asiste a la desprotección de gran parte de los trabajadores de la comunicación. Bajo múltiples artilugios se enmascara la precarización laboral y/o trabajo en negro. Justo los comunicadores no pueden levantar la voz o perderían su chance de continuar ejerciendo su tarea y lo más dramático, se cortaría su fuente de ingresos.

Es ese ‘hueco’ que algunos comunicadores, toleran esta mordaza patronal, porque echan mano al viejo truco de ‘cotizar sus crónicas’ para ser publicadas en esas Grandes Ligas/Multimedios. Tanto que propios dan las cifras que perciben por el combo comunicacional.

En el mientras tanto, insisto, las dos corrientes de ‘contralor’, en algunos casos con dirigencia a cargo, no se ajusta según rezan sus Estatutos Societarios, conocidos como los ‘intuneables’, dícese aquellos que no reúnen las condiciones que determinan la Ley 12908 el Estatuto del Periodista Profesional, aprobada el 18 de diciembre de1946, que tras su reglamentación fue publicada en el Número: 15813 en la Página 7, del Boletín Oficial del 11 de julio de 1947. Donde se Ratificaba el Decreto-Ley 7618/44

Que entre otras cosas dispone en su Art. 2º - Se consideran Periodistas Profesionales a los fines de la presente ley, las personas que realicen en forma regular, mediante retribución pecuniaria, -asalariados registrados-. De momento en su gran mayoría, en el mejor de los casos, son ‘Prenseros Monotributistas’, con dispar éxito editorial de su emprendimiento de Periodismo Artesanal y acceso a las Grandes Ligas/Multimedios.

Puedes ver, por divergencias con la dirigencia de turno y su descendencia, -con buenas brisas y mejores vientos-, figurar algunos de ellos como Empleados de Comercio, o tener como Obra Social una ‘Genérica’. Todo esto sea, insisto por una ‘Cuestión de Conciencia’ el no descargar ‘aportes patronales’ al Ente de Contralor. Ni hablar de los Medios de Baja Potencia. Así que intentar encausar el oficio, es insistir con mi teorema de: Vender una Heladera en la Antártida.

Podemos seguir adjetivando o ennumerando ejemplos/situación de revista, que llegaremos al punto inicial de ‘Bípeda estación’, es decir inmovilizados y con un bajo umbral a la frustración, -indignación en las redes-. Más nunca harás escuchar tu descontento a la patronal, por lo ante puesto.

Mucho menos contención/auxilio de algunas de las agrupaciones, porque en ambas habrá sido tiempo perdido. Perdón por lo autoreferencial. Lo digo, al haber pasado por ese tipo de situaciones, siendo integrante de la CD, -en diferentes etapas-, de sendas opciones societarias. Imagine la ‘suerte’ de un socio raso.

Solo queda: comercializar tu pluma o la palabra. Aunque ello sea en contra de la audiencia a la que está dirigida, -en caso de arreglar-, por su silencio o ensalzar al personaje que obla el estipendio. En síntesis, anécdotas y desencuentros laborales que genera el periodismo de alquiler.

RS